Desde el primer momento, el territorio nacional quedó dividido en dos zonas en función del éxito que obtuvieron los militares sublevados. Salvo casos aislados, los militares triunfaron en aquellas provincias donde fueron más votadas las candidaturas de derechas, mientras que fracasaron en aquellas donde la victoria electoral correspondió al Frente Popular
La Guerra Civil que se desató entonces, pasó por varias fases.
Tras comprobar el fracaso del golpe de Estado, lo que pretendía ser una rápida toma del poder se convirtió en una guerra larga y cruel de tres años.
En la primera fase las tropas rebeldes, al mando del general Franco, atraviesan el estrecho de Gibraltar y ambos bandos centran su objetivo en Madrid, que pronto estuvo asediada por los insurrectos, dando lugar a la conocida como batalla de Madrid. Contando con las fuerzas de África, así como con la ayuda alemana e italiana, Franco había avanzado previamente sobre Andalucía y conseguido ocupar en agosto las plazas de Mérida y Badajoz, enlazando de esta manera con los sublevados del norte a lo largo de la frontera portuguesa. Mola, a su vez, había logrado cortar la frontera francesa al ocupar Irún (Guipúzcoa) a principios de septiembre.
En la 2ª Fase, y fracasado el ataque de Madrid, Franco cambió de estrategia. Reunió sus esfuerzos contra la zona republicana del norte. De este modo, logró conquistar Vizcaya, Santander y Asturias, aunque no abandonó la marcha sobre Madrid. Pero la batalla de Guadalajara, se saldó con el éxito republicano. Los alzados decidieron entonces centrar sus principales operaciones en el norte. Con el apoyo decisivo de la aviación integrada en la Legión Cóndor alemana, que realizó una salvaje agresión a la localidad vizcaína de Guernica, y finalmente las tropas rebeldes rompieron las defensas de Bilbao. Posteriormente esas mismas tropas entraron en Santander y, en octubre, tomaron las ciudades asturianas de Gijón y Avilés, con lo que los rebeldes completaban la última etapa de la ocupación de la zona norte.
En la tercera Fase, tuvieron lugar las batallas decisivas. Los republicanos, conquistaron en enero de 1938 Teruel, ciudad que no obstante perdieron al mes siguiente. En julio de ese año comenzó la dura y decisiva batalla del Ebro, en la que la derrota del Ejército republicano dejó despejada la ruta para el avance de los sublevados hacia Cataluña. En los últimos días de enero de 1939, las tropas franquistas se instalaron en Barcelona, para avanzar en fechas sucesivas hacia la frontera francesa y ocupar los pasos. La ofensiva final tuvo por objeto quebrantar las posiciones republicanas todavía pendientes, situadas en la zona centro y en el sur peninsular. Ese mismo año fracasó el criterio de mantener la resistencia defendido por el presidente del gobierno republicano, Juan Negrín. El Consejo Nacional de Defensa destituyó a Negrín y procuró alcanzar una paz honrosa con el gobierno franquista de Burgos, Sin embargo, no prosperaron sus gestiones encaminadas a lograr una paz acordada. Las tropas franquistas entraron en Madrid el 28 de marzo. Tres días más tarde, el gobierno republicano perdió las últimas plazas todavía fieles. El 1 de abril la guerra había terminado, no así las represalias.
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